Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

621

Cfr. J. Marco, «Prólogo» a La Bruja de Madrid, Barcelona, Taber, 1969 (La novela gótica y folletinesca), en especial pp. 19-22, y «Sobre los orígenes de la novela folletinesca en España», Ejercicios literarios, Barcelona, Taber, 1969, pp. 73-95; 1. M. Zavala, «Socialismo y literatura: Ayguals de Izco y la novela española», Revista de Occidente, 80 (noviembre 1969), pp. 167-188, e Ideología y política en la novela española del siglo XIX, Salamanca, Anaya, 1971, pp. 83-122; L. Romero Tobar, «Forma y contenido en la novela popular: Ayguals de Izco», Prohemio, 3 (abril, 1973), pp. 45-90; y R. Benítez, Ideología del folletín español: Wenceslao Ayguals de Izco, Madrid, Porrúa Turanzas, 1979. Véase, ahora en estas Actas, el trabajo de L-R. Aymes.

 

622

Cfr. A. Elorza, ed., El socialismo utópico español, Madrid, Alianza, 1970.

 

623

Cfr. cartas XVIII (mendicidad, pp. 219-223), XX (centros de beneficencia, pp. 232-245), XXI (clases de pobreza, cárceles, pp. 246-259) y XXX (instituciones de caridad, pp. 377-379).

 

624

Mayúsculas en el original, como en otras citas posteriores.

 

625

El influjo sansimoniano y fourierista sobre Ayguals fue señalado ya a raíz de la publicación de María o la hija de un jornalero (Cfr. I. M. Zavala, art. cit., p. 176).

 

626

«Nada me importa que mis escritos difieran totalmente de lo que han dicho otros viajeros [...]; pero yo refiero a usted mis impresiones y no las de otros. Así verá usted que no sigo huellas ajenas ni me dejo fascinar por rancias preocupaciones». (Carta XXXV, t. 2, p. 91).

 

627

Es significativa la semejanza de Ayguals con otros contemporáneos que marcan distancias entre los distintos socialismos, acogiéndose al «bien entendido», como un tal J. R., en un artículo publicado en La Tertulia de Cádiz (16, jul., 1848), quien por cierto parece coincidir con nuestro publicista: «[...] el socialismo bien entendido en nada toca a las categorías sociales [...] se promete utilizar estas mismas desigualdades, acercando el rico al pobre, el débil al fuerte». (Cfr. 1. M. Zavala, art. cit., p. 181).

 

628

Las cursivas son mías en todas las citas.

 

629

Por ejemplo, en su novela inmediatamente anterior, Pobres y ricos, había escrito: «Lejos, pues, de atizar esta sangrienta lucha entre ricos y pobres, procuremos que la insultante cuanto imbécil altanería de los ricos, así como la estúpida envidia de los pobres, se conviertan en sincera fraternidad, y una vez extirpado el cisma que amaga hundir a la humanidad entera, renacerán la calma y la felicidad para los hombres sensibles que profesan la sublime máxima del Evangelio: AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS». (Ed. cit., p. 69).

 

630

Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación PB 93-0218, financiado por la DGICYT del Ministerio de Educación y Cultura.